A los antiguos feligreses, parientes y amigos de Eransus, y a sus actuales vecinos:
Un saludo cordial a todos.
¡Hemos concluido la obra que nos habíamos propuesto! Una iglesia parroquial de comienzos del siglo XIII la hemos dejado en condiciones de perdurar hasta el siglo XXII, por lo menos. Pero sobre todo, hemos rehabilitado la estructura de la parroquia donde fueron bautizados y rezaron nuestros antepasados, y muchos de vosotros también habéis sido bautizados y habéis rezado. ¡Ha merecido la pena y estamos todos contentos!
Es obligado agradecer, sobre todo, a los que han trabajado duro en “auzolán”. Expertos y especialistas en obras que lo mismo han hecho de diseñadores que de aparejadores que de peones; otros que casi se les olvida sembrar, pero que han aprendido a rellenar las juntas de las piedras mejor que un especialista; algunas manos desacostumbradas que se quejan de agujetas de tanto dar a la piqueta contra el yeso; artistas que además de hacer su obra, encima ponen el material. Y aquellos que se han movido para que lo que valía cinco euros lo obtuviéramos por tres o cuatro no más.
Y sobre todo entusiasmo, un entusiasmo capaz de levantar la moral de los más escépticos…, y hasta la del cura. ¿Qué precio tiene todo esto?
Pero al fin, hay que hacer frente a las facturas inevitables. Y hemos podido hacerlo. Por eso, agradecimiento bien merecido cuantos estáis contribuyendo con dinero.
Como párroco os agradezco mucho y sinceramente a todos, y creo que puedo hacerme portavoz de la satisfacción de todos y de la gratitud de unos para con los otros.
En hoja aparte, y no por vía del blog, sino por correo particular, os va a llegar el balance de cuentas y el estado actual de la economía. Irán acompañados de observaciones, algún aviso práctico y también propuestas de futuro. Será de interés para todos.
Esto es todo, de momento. Espero volver a comunicarme con vosotros a propósito de la Navidad.
Gracias a todos y hasta pronto.
José Antonio.
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